Cuando ya estábamos cansados de oír hablar de esta expresión en la industria de la moda, parece que el lujo silencioso invade también el turismo. La expresión inglesa, equivalente a «lujo tranquilo» en traducción libre, empieza a utilizarse con cierta frecuencia para referirse a ciertas elecciones de viaje de los llamados ultra ricos.
Este apreciado mercado, que representa en torno al 1% de los viajeros internacionales, parece tener cada vez más miembros interesados en disfrutar de unas vacaciones con experiencias muy exclusivas, pero sin aspavientos.
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Para muchos de ellos, «ver y ser vistos» ha quedado obsoleto (al menos para una parte de los viajes del año) y «hacer y experimentar» gana cada vez más terreno, y mejor aún si se puede hacer de forma muy discreta, «sin nadie a la vista».
Desde la adrenalina de esquiar en helicóptero, explorar valles, montañas y glaciares, hasta la posibilidad de rastrear leopardos de las nieves en el Himalaya acompañados por exploradores galardonados, este grupo está dispuesto a pagar más de 2 millones de dólares por actividades y experiencias «inolvidables».
Menos protagonismo y experiencias más exclusivas
Este mercado potencial de los llamados viajeros ultrarricos ha crecido mucho: según estudios recientes, como los de Henley & Partners, en 2023 habría más de 28.000 centimillonarios (personas con un patrimonio superior a 100 millones de dólares) en el mundo, una cifra que duplica la de veinte años antes.
Algunos de ellos ya son adeptos desde hace tiempo a este estilo de viaje identificado hoy como el lujo tranquilo del turismo, al menos durante parte de sus desplazamientos.
Pero según los consultores de viajes, el movimiento ha sido mucho más intenso desde la pandemia, y se ha acelerado en los últimos meses.
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Reuniones familiares, viajes románticos, escapadas de bienestar y la posibilidad de vivir experiencias «únicas en la vida» son los pretextos más citados por los tranquilos viajeros de lujo de distintos grupos de edad.
Estos viajeros buscan hoteles y servicios de discreta elegancia, en viajes tranquilos, con la mayor exclusividad y privacidad posibles.
Este enfoque valora, por ejemplo, las cenas en lugares insólitos sin nadie más a la vista, los viajes en jet o yate privados, las actividades guiadas por grandes expertos en la materia y la posibilidad de llegar a regiones casi inaccesibles.
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Ni siquiera el cielo es el límite
Algunas agencias extranjeras afirman que incluso muchos famosos de Hollywood están emigrando al lujo tranquilo del turismo en busca de experiencias más exclusivas, remotas y seguras, sin el protagonismo de sus viajes personales. Políticos, consejeros delegados y jóvenes propietarios de start-ups tecnológicas también encabezan esta atractiva lista.
Ahora que más viajeros pueden permitirse estas experiencias de viaje ultraexclusivas, agentes y asesores se esfuerzan aún más por establecer relaciones más sólidas con los proveedores (al fin y al cabo, no todo estará al alcance de todos).
Como resultado de este movimiento, nuevos destinos y propiedades remotas entran en la lista de deseos de estos viajeros y los hoteles de lujo se esfuerzan como nunca por crear las experiencias más sorprendentes y exclusivas dentro del menú (vendidas) y también las llamadas experiencias fuera del menú (ofrecidas a huéspedes «especiales»).
Cada vez más, ni siquiera el cielo es el límite para el turismo de lujo.
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